La naturaleza nos ofrece los mejores ingredientes para nuestro cuidado y nuestra salud. Ha sido la manera de hacer cosméticos que se conocía tradicionalmente, utilizando elementos naturales y fórmulas, que hoy en día aún se conservan.
La industria cosmética, en cambio, ha ido introduciendo sustancias muy útiles para la elaboración de cosméticos, pero que tal y como se ha podido demostrar posteriormente, y según recoge también la directiva de la Unión Europea sobre productos cosméticos, muchos de ellos “son cancerígenos, mutágenos o tóxicos para la reproducción”.
En todo caso, muchos de estos ingredientes continúan siendo legales y por lo tanto, es muy importante analizar la composición de ingredientes de los cosméticos (INCI) para elegir un producto libre de componentes nocivos para nuestra salud. Además, la regulación de los ingredientes permitidos difiere en cada país, y puede ser que en un país esté permitido un ingrediente que en otro está prohibido.
Cuando hablamos de ingredientes tóxicos, nos referimos a componentes tan utilizados como son los parabenos, los SLS (Sodium Lauryl Sulfate), los SLES (Sodium Laureth Sulfate), las siliconas, el polietilenglicol (PEG), el propileneglicol (PPG), los ftalatos, el petrolatum (derivado del petróleo), el fenoxietanol, el octinoxate (ethylhexyl methoxycinnamate), las fragancias sintéticas (bajo la denominación “parfum” o “fragance”, pueden incluirse más de 3000 ingredientes), colorantes sintéticos y un largo etcétera; ampliamente utilizados en los cosméticos tradicionales y que son perjudiciales.
A pesar de que el uso del cosmético sea externo, penetran en la piel y afectan a nuestro organismo. Por eso es tan importante prestar atención a los ingredientes y a la composición de los cosméticos, para descartar los productos con componentes nocivos para nuestro cuerpo y el medio ambiente. Al consumir cosmética natural o ecocosmética, estamos favoreciendo nuestra salud y el medio ambiente, porque todas estas sustancias nocivas están prohibidas.